Jasmín Madrigal habla con la mirada fija, sin titubear, y con un tono tranquilo pero a la vez muy firme. Ella, junto a su madre y hermanas, dirigen Fájate: una marca colombiana que ingresó al país hace más de diez años y hoy tiene presencia a nivel nacional. El éxito de Fájate no es casualidad, pero se resume en calidad, trabajo en equipo, y dedicación. Conversamos desde sus nuevas oficinas en La Vista de San Eduardo sobre el desarrollo de su marca, que empezó vendiéndose en catálogos y hoy tienen más de diez sucursales en el país y esperan cerrar con quince el 2019.
Sus inicios
Jasmín tenía solo 20 años cuando comenzó su carrera empresarial. Su mamá, Marcia Montalvo, luego de realizarse una operación tuvo que viajar hasta Colombia para adquirir una faja adecuada para su recuperación post operatoria. En vista de la inexistente oferta local de este producto, decidió importar y comercializar la marca en Ecuador.
Su mamá es abogada, y siempre ha contado con tiempo muy limitado, por eso fue Jasmín quien la ayudó a manejar el negocio. Recuerda que al mismo tiempo iniciaba su carrera universitaria en Marketing y todo lo que aprendía lo iba aplicando de a poco en Fájate.
¿Cómo alcanzó la expansión a nivel nacional?
Como muchas empresas, en sus inicios contaban con recursos limitados. Eso no fue impedimento para Jasmín, quien siempre se ha caracterizado por ser recursiva en todo lo que hace. “Yo misma era la visitadora médica, yo mismo facturaba, yo misma ponía la faja, yo misma hacía mis campañas publicitarias”, dice riéndose al recordar que para hacer afiches publicitarios se sentaba en una imprenta local para diseñar con los chicos que trabajaban allí.
Reconoce que la excelente calidad de su producto, es lo que le ha abierto las puertas en todas las ciudades en las que hoy operan. Pero es primordial la dedicación. Para promocionar su producto, tuvo que ella misma tocar muchas puertas, consultorios médicos, doctores, y así ir abriendo mercado a su producto. Sus clientes satisfechos son su mejor publicidad.
“Nunca tuve una oficina, siempre estaba detrás de un local”
Luego de más de diez años de haber iniciado con Fájate, en el 2018 Jasmín decidió que era el momento para tener su propia oficina y decidió ubicarla en La Vista de San Eduardo. Inicialmente, compró las oficinas a manera de inversión, “pensaba alquilarlas, pero un día me dije a mí misma: Jasmín ya llegó la hora, necesitas tu propio espacio”. Esa misma semana le dijo a su esposo, quien también trabaja en la empresa, que las oficinas serían para Fájate y él le dio su apoyo.
En todos estos años, las oficinas de Fájate nunca tuvieron local propio. La administración siempre ocurría en espacios reducidos: detrás de locales, en altillos, o cuartos alquilados con muy pocos metros cuadrados. Para Jasmín esa situación era insostenible y además representaba una limitante: al tener un espacio incómodo, su equipo también era menos productivo. Todo el equipo almorzaba en el mismo escritorio donde trabajaban, no tenían espacios para tomarse un respiro.
Llegó a La Vista de San Eduardo por la recomendación de su arquitecto Manuel Sánchez, quien decoró las oficinas de Fájate. “Amo estar aquí, me encanta la comodidad, la cercanía y la vista es hermoso.” Hoy tiene un espacio de más de 70 metros cuadrados en los que está la administración, un showroom, bodega, y sala de reuniones. Para ella, “el lugar tiene una energía espectacular”. Todos los días para ella y su equipo es un mandato almorzar juntos en la amplia sala de sesiones con la relajante vista panorámica al cerro.
Pro Tip: “Si tú misma no respetas tu decisión, nadie la va a respetar”
Si algo caracteriza a Jasmín, es ser una mujer que toma decisiones firmes. Trabaja de lunes a jueves, “Los viernes no vengo, es el día que me dedico a mí”. Dice que para hacerlo tuvo que aprender a delegar. “Tengo un equipo muy preparado”, y confía en que ellos también son capaces de tomar decisiones pertinentes y válidas para el negocio.
Los lunes asigna metas semanales, y así el jueves inspecciona los resultados. Es el ritmo que ella sigue semana a semana, acompañada de su agenda personal donde organiza cada día de trabajo. Se apoya mucho en su esposo, quien es el que maneja el área financiera de la empresa, “ha sido mi pilar y mi apoyo fundamental”.
Para ella, la salud personal es igual a la estabilidad empresarial y se repite como mantra “Yo también soy importante”.